martes, 29 de diciembre de 2009

El Síndrome Niágara y como cumplir los propósitos de año nuevo




Se acerca el fin de año, todo bonito la cena, el brindis, las 12 uvas y con ello los típicos propósitos de año nuevo: hacer ejercicio, dejar de fumar…. Y la lista es grande. ¿Y que es lo que pasa? Tal vez en Enero empezamos a salir a correr todos los días, pero a medida que pasa el tiempo nos ponemos pretextos para ya no hacerlo y caemos de nuevo en nuestros viejos hábitos. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Que acaso con comerme las uvas y salir con mis maletas a la calle, no viajaré mas? Pues no, esto no es suficiente, estamos haciendo mal las cosas, nuestros propósitos se quedan en el aire y pocas veces los cumplimos.

Precisamente esto me ha pasado a mí un montón de años y estoy seguro que a ustedes también. Vamos andando por la senda de la vida sin saber lo que queremos y definitivamente esto no nos llevará a ningún lugar, podemos tomar cualquier camino al cabo es igual, el resultado será el mismo: Nunca obtener lo que queremos de la vida y tener un gran vacío viviendo decepcionados. El Síndrome Niágara es una metáfora, que explica muy bien esto, fue establecida por Anthony Robbins la cual dice que:

“La vida es un río, al que se salta en ocasiones sin haber decidido realmente dónde se quiere ir a parar. Por ello, no tardamos en sentirnos arrastrados por la corriente, por los acontecimientos, los temores, los desafíos. Cuando se chapotea en el agua, no se decide conscientemente a dónde se quiere ir, o cuál es la dirección correcta que tomar. Nos limitamos a dejarnos llevar por la corriente. Nos convertimos en parte de la masa de gente dirigida por las circunstancias, en lugar de por propios valores. Por último nos sentimos fuera de control. Permanecemos en este estado inconsciente hasta que un buen día nos despierta el estruendo del agua, para descubrir que nos encontramos a pocos metros de las cataratas del Niágara, en un bote sin remos. Y en ese momento uno exclama ¡Oh, maldición! Pero para entonces ya es demasiado tarde”

Muchos de nosotros vamos así lo cual es comparable a intentar dar en un blanco que no puedes ver, es imposible atinarle. Soñamos con ser felices, tener dinero, etc. Y no nos detenemos ni siquiera 5 minutos diarios para escribir y recordar nuestros objetivos y planear como conseguirlos o para descubrir para que estamos ¿Cuál el propósito de nuestra vida?

Ahora bien, ustedes dirán que ¿para que los escribimos? Anotando tus deseos en un papel es avisarle a tu mente que ese pensamiento es más importante que los demás miles de pensamientos que tenemos en un día, es una forma de llamar la atención y el subconsciente te recordará constantemente lo que quieres hacer.

Robin S. Sharma en su libro: El monje que vendió su Ferrari, estableció un método de 5 pasos, que a mi me ha sido de gran utilidad para alcanzar algunos objetivos que creía inalcanzables, que dice así:

1- Formarse una imagen clara del resultado .Visualizarte haciendo aquello que deseas, mientras mas clara sea la imagen mejor es el resultado. Esto ayudará a creer que lograrás tu objetivo. Si no lo crees tu, ¿Quién demonios lo va a creer?

2- Crear una presión positiva que te sirva de inspiración. Una manera de forzarnos a realizar esas promesas con nosotros mismos, es el compromiso público.

3- Nunca te marques una meta sin fijar un plazo y anotarlo por escrito. Aquí cabe mencionar, que debemos marcarnos objetivos a corto, mediano y largo plazo. En todas los ámbitos del ser: objetivos financieros, sociales y de relación, laborales o escolares, físicos, mentales y espirituales. Pues esto nos ayudará a tener equilibro, dado que fortalecer solo uno de las 3 partes de nuestro ser, dará resultados insípidos. Puedes poner imágenes que te inspiren a conseguir ese objetivo. Por ej: fotos de atletas si lo que quieres es acondicionar tu cuerpo o bajar de peso.
También es fundamental que hagas una estrategia para conseguirlo, si así como lo oyes, una estrategia como si estuvieras en una guerra. Un plan definido de actividades para alcanzarlo, todos y cada uno de ellos con fechas.

4- Aplicar la regla mágica del 21. Hacer esa actividad o dejar de hacerla, según sea el caso, durante 21 días. Que es el tiempo mínimo que requiere la mente para sustituir un mal hábito por uno mejor, pues en este tiempo se crea un nuevo camino neuronal. Es recomendable hacer esa actividad todos los días a la misma hora para hacerlo parte de tu rutina. Una vez arraigado el hábito será más fácil que lo continúes a volver a caer en tus viejos hábitos.

5- Disfrutar del proceso. No olvides la importancia de vivir con júbilo desbordante y nunca descuides la exquisita belleza que hay en todas las cosas vivas. Hoy, y el momento que compartimos, es un regalo. Céntrate en tu propósito y el Universo se encargará de todo lo demás No te obsesiones para realizar tu objetivo, si haces tu parte el resultado vendrá por si solo.

Sin duda alguna, el fin de año y el comienzo de uno nuevo, es momento clave e importante para marcarnos objetivos y saber a donde vamos, que es lo que queremos de la vida, que esperamos de nosotros mismos en este año nuevo. Pero obviamente, esto lo podemos hacer en cualquier época del año. Pongan fe, pasión y disciplina en el camino a lograr sus objetivos por muy simples que estos sean, realmente así comienza uno. Logrando objetivos pequeños o aparentemente insignificantes, uno va fortaleciendo la fuerza de voluntad para alcanzar aquellos sueños grandes.

Solo me queda desearles un FELIZ Y PROSPÉRO AÑO NUEVO! Y ÉXITO en lograr sus propósitos de año nuevo. La suerte es para los que no son capaces de lograr por si solos. Confío en que todos y cada uno de ustedes puede alcanzar esas metas sin problema alguno.O

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