viernes, 15 de enero de 2010

Buscar en el lugar equivocado




Un vecino encontró a Nasruddin cuando éste andaba buscando algo de rodillas

¿Qué andabas buscando Mullah?

Mi llave. La he perdido.

Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el vecino ¿Dónde la perdiste?

En casa

¡Santo Dios! Y entonces, ¿Por qué la buscas aquí?

Por que aquí hay más luz



Después de un acogedor y reconfortante periodo de vacaciones, en los cuales con la persona con la que pase la mayor parte del tiempo fue conmigo mismo. Llegue a la comprensión de algo tremendamente cierto: Buscamos en los demás lo que no podemos obtener de ellos.

Vamos como el ciervo almizclero que va como loco corriendo por las praderas dándose de topes en los árboles en busca del almizcle, un perfume fuertemente atractivo, que secreta el mismo de sus glándulas y al final muere sin saber que el mismo es el productor de aquella agradable fragancia.

Queremos encontrar en el exterior de nosotros mismos un sinfín de sensaciones y rara vez las encontramos. ¿Cómo quieres hacer el bien? Si ni siquiera te sientes bien. ¿Cómo quieres amar a los demás? Si ni siquiera te amas a ti mismo ¿Cómo quieres que los demás crean en ti? Si el primero en dudar eres tú mismo.

Me di cuenta a tiempo que algunas veces no estaba a gusto conmigo mismo y por ello muchas veces evitamos estar solos. Nunca queremos comer solos, nos aterra la idea de pensar que estaremos solos en casa, buscamos cualquier tipo de compañía, incluso hasta una mascota, para evitarnos a nosotros mismos. ¿Qué es a lo que tememos? ¿Qué pasará si te quedas solo? Pues pueden ocurrir sucesos grandiosos, te comienzas a conocer a ti mismo (¿Qué acaso no me conozco a mi mismo?), me di cuenta que cuando estamos solos actuamos de una manera muy distinta a cuando estamos con alguna otra persona, es decir, aflora algo cercano a nuestro verdadero yo cuando estamos solos. Pues, casi siempre usamos alguna máscara para mostrarnos a los demás, proteger los comportamientos que creemos erróneos en nosotros mismos, esa máscara es llamada personalidad (proviene de persona, que era la máscara que usaban los actores griegos en una obra de teatro).

Un momento de soledad, es una oportunidad para regalarte a ti mismo tiempo, atención. Quizás desde hace mucho tiempo, por andar ocupado en relaciones, trabajo, escuela; has descuidado algún pasatiempo del que disfrutabas mucho, de ponerte en forma, de leer algún libro inspirador, de plantearte tus objetivos, establecer tus prioridades en la vida, es una cápsula de tiempo ideal para tomar control de tu vida, de descubrir las pequeñas debilidades y empezar a trabajar en ellas.

Este episodio de mi vida en el que decidí dedicarme solo a mí (te podría parecer un acto egoísta pero en realidad es un acto de amor a ti mismo) entendí que dentro de nosotros podemos encontrar mucho de aquello que buscamos.

La paradoja aquí es que muchas veces la sociedad nos ha orillado a buscar banalidades y objetos vacíos, sin sentido y vamos en busca de alguien que nos ayude a llenar ese vacío, cuando en realidad esa persona esta igual. Es como tratar de que un ciego guíe a otro ciego por un camino estrecho

Muchas respuestas a nuestras preguntas, las conocemos nosotros. Pero, casi nunca queremos verlas queremos que alguien nos las lleve en una bandeja de plata. En aquellos momentos de silencio, donde puedas en la medida de lo posible aquietar tus pensamientos, viene un mensaje de lo mas hondo de tu ser, esa señal que esperamos.

Para finalizar solo me queda recalcar que debemos buscar en el lugar correcto y que aprendamos a disfrutar del individuo que debe ser el más importante para todos, cada uno de nosotros mismos.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Top WordPress Themes